viernes, 4 de marzo de 2011

¿Sistema electoral? ¡Sistema electoral!

¿Qué es la ley electoral? ¿Qué es la representabilidad? ¿Qué puede hacer que un parlamento sea más o menos representativo? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene una democracia mayoritaria y una democracia representativa? ¿Qué tipo de democracia es España?

Hace poco más de dos meses, armado con una calculadora y datos oficiales, estimé qué forma tendría nuestro Congreso de los Diputados si tuviésemos un sistema electoral proporcional puro. Veamos qué factores son los que pueden acentuar o atenuar la representabilidad de un país y qué sistemas hay.

Se llama sistema electoral al conjunto de normas por el cual los ciudadanos con derecho a voto toman partido en las decisiones públicas. Por desgracia, los ciudadanos solo tomamos partido una vez cada cuatro años para elegir a nuestros representantes. Qué le vamos a hacer, en eso ha quedado nuestro gobierno del pueblo. En fin, este conjunto de normas incluye tanto el tipo de papeletas (que son importantes, ojo), la edad legal para ejercer el voto, el modo de escrutinio, la periodicidad de las convocatorias,... Si esto ya os parece un coñazo tendríais que echarle un ojo a los procesos de impugnación. Nosotros nos vamos a centrar en lo que es el sistema de representación, que es en realidad la esencia del sistema electoral.

Las democracias pueden tender más a un sistema de consenso llamado democracia representativa o adoptar un sistema de gobierno en solitario llamado democracia mayoritaria. En las democracias hay una gran tensión entre la gobernabilidad y la representabilidad. La gobernabilidad entendida como facilidad a la hora de tomar decisiones y ejecutarlas, representabilidad como similitud entre porcentaje de votos y porcentaje de número de escaños para que el sentir de la ciudadanía se plasme correctamemente. Cuanto más proporcional sea un sistema electoral, más partidos obtendrán representación en el parlamento y por lo tanto más difícil será gobernar. Por el contrario, cuanto más se tienda a adoptar un sistema de representación mayoritario más se acentuará la distorsión entre lo que piensa el pueblo y el parlamento que dice representarlo. A modo de caricatura satírica podríamos decir que el non plus ultra de la gobernabilidad son las dictaduras. El nivel de representabilidad del gobierno es indistinguible a cero, eso así, es de estable... no hay un solo problema para aprobar leyes.

Esta proporción depende de varios factores, hablaremos de tres: umbral mínimo, circunscripción y sistema de asignación de escaños.

El umbral mínimo es el número mínimo de votos de un candidato o partido para optar a representación. El umbral mínimo no tiene que ser obligatorio y es muy variable entre país y país. En Sudáfrica antes no había umbral mínimo, en Alemania es del 5%. En Israel hoy día es del 1,5%.

Imagínense, por ejemplo, Felizonia (país que se caracteriza por sus altos niveles de felicidad). Umbral mínimo del 3%. Imagínense el partido ultraderechista "Familia y Patria". De 23.500 votos solo consigue 500. Eso es el 2,13% de los votos. Con ese porcentaje no podría optar a representación y eso que si el sistema fuese proporcional y la Cámara tuviese 300 escaños (algo muy habitual) le corresponderían entre 6 y 7. Muchos partidos regionales y comunistas se quedan fuera de los parlamentos de todo el mundo por culpa del umbral. Eso sí, un umbral excesivamente bajo daría lugar a que entrasen muchos partidos minoritarios con un escaño e hiciesen muy difícil la formación de mayorías para un gobierno estable.

Por otro lado está la circunscripción (parecido a lo que se hacen los judíos, ya sabéis), o distrito, que es el conjunto de electores a partir del cual se asignan los escaños. En Israel y en Holanda la circunscripción es única. En EE.UU. la circunscripción es el Estado. Aunque usualmente la circunscripción es excluyente, hay países como Italia o Alemania donde un elector puede estar en varias circunscripciones que se solapan. Este punto es de vital importancia y motivo de controversia en nuestro fantástico país. En politología se utiliza un término llamado "Gerrymandering" para referirse a la manipulación de la circunscripción de un territorio para obtener un beneficio propio. Si Arquímedes decía "dame un punto de apoyo y moveré el mundo" los politólogos parafrasean "déjame hacer la circunscripción y te gano las elecciones". ¿Por qué? Porque rima, y todo lo que rima es verdad. Además, es obvio que puedes sobrerrepresentar un grupo inflando el número de escaños en los distritos en los que se tenga mayoría o abarcando en el distrito varios grupos dispersos para fragmentar el voto de los rivales. Esto ha pasado varias veces en EE.UU. En Chile Pinochet sabía muy bien como funcionaba esto.

En países muy frágiles y heterogéneos el sistema electoral recoge una serie de escaños para cada grupo (normalmente étnico y/o religioso) que se llaman "cupos". Esto es una forma de circunscripción, pero étnicoreligiosa en lugar de territorial. Hay cierto cupo para chiíes, otro para protestantes, otro para judíos... el poder queda muy diluido y no hay grupos excluídos del poder. Este sistema se encuadra más dentro de las democracias representativas. Un ejemplo que se me ocurre sobre este sistema por cupos es el Líbano.

Por último destacamos el sistema de asignación de escaños. En los sistemas mayoritarios el que gana se lo lleva todo. En EE.UU. por ejemplo, la lista más votada es la que consigue todos los escaños que hay en juego en un Estado. En el 2000 George Bush ganó a Al Gore por número de escaños teniendo medio millón de votos menos. No es algo habitual, pero en esta ocasión Al Gore se llevó de calle, arrasando por abrumadora mayoría, algunos Estados mientras que Bush ganó otros por un estrecho margen. Como da igual que la diferencia sea abismal o escueta, Bush se alzó con el dudoso honor de ser investido Presidente de los Estados Unidos contra el parecer de la mayoría de los votantes. Cuatro años después, y esta vez contra Kerry, Bush logró una abrumadora mayoría y ganó con todas las de la ley. Al Gore no dudó en culpar de su derrota a la bragueta de Clinton, y es que el sexo es la excusa para los que no entienden los enigmas del sistema de asignación de escaños.

En muchos países, también, se utiliza un sistema a doble vuelta. Esto suele ser también muy típico de las democracias mayoritarias. Francia y los mismos EE.UU. adoptaron este sistema. Se convocan unas primeras elecciones y los partidos que superen cierto corte pasan a una segunda vuelta. Esto hace que en una primera votación la gente pueda respaldar electoralmente a su partido sin miedo a que su voto vaya "a la basura" y en la segunda ronda tenga la posibilidad de elegir entre los partidos que realmente tengan posibilidades de ganar.

De estos tres factores y algunos más dependerá qué tipo de democracia tengamos. O bien representativa o bien mayoritaria. Los umbrales altos, circunscripciones pequeñas y sistemas de asignación de escaños mayoritario; hacen que el sistema sea, obviamente, elitista. Las circunscripciones limitadas hacen que se reduzca el número de representantes por distrito y que estos sean disputados entre los partidos más fuertes. Un umbral alto deja fuera a los partidos que no llegan al mínimo necesario, esto a su vez alimenta la sensación de que votar a estos partidos es malgastar energía democrática y se produzca el llamado "voto útil". Si, además, el sistema es mayoritario, votar a partidos que previsiblemente no van a ser la lista más votada resulta frustrante.

Un sistema proporcional, en oposición a uno mayoritario, incentiva la fragmentación política. En muchas ocasiones hemos escuchado eso de "un ciudadano, un voto" que pregonan tanto los sufridos miembros de los partidos en minoría. La intención es que cada partido tenga un porcentaje de escaños similar al número de votos. Suena razonable, pero repito que esto llevaría consigo una menor gobernabilidad.

Podríamos plantear una provocadora pregunta: ¿hay sistemas más democráticos que otros? Expuesto así parece difícil vacilar. Parece que los sistemas representativos son más fieles a la hora de plasmar en las Cámaras en pensar del pueblo, que es el objetivo de la democracia, ¿no?.

La razón por la que un país deba elegir un sistema u otro responde a razones sociológicas. Un país con gran pluralidad étnica, multiplicidad de lenguas y varias religiones tendrá que optar por un sistema democrático representativo, como muchas democracias sudamericanas o como Suiza. Mientras que los países más homogéneos como Gran Bretaña, adoptan sistemas democráticos mayoritarios.

Y ahora la pregunta del millón: ¿España es una democracia representativa o mayoritaria? Pues bien, como ya sabemos la realidad es siempre más rica que la teoría que intenta explicarla. Hay países como Irán que traen de cabeza a los estudiantes de politología de todo el mundo (doy fe). Los conceptos "Democracia mayoritaria" y "Democracia representativa" son solo eso, conceptos. Hay países que están más cerca de uno que de otro, pero todos tienen sus matices y particularidades en sus posturas. Todos están más en el centro que en los extremos del espectro.

Para situar a España, o a cualquier otro país, hay que tener en cuenta también otros factores: si la constitución es o no escrita, si el sistema es parlamentario o presidencialista, si es unicameral o bicameral, la cultura política concreta, la existencia de revisiones judiciales, el control por parte del gobierno del Banco Central,...

España, por norma constitucional, tiene circunscripción provincial. Al ser tan pequeña, los partidos pequeños de ámbito nacional adolecen de una gran pérdida de representabilidad en el parlamento. Si alguien te ha dicho alguna vez que los partidos nacionalistas salen favorecidos, te ha mentido. Los únicos que salen favorecidos son el PP y el PSOE que se ven sobrerrepresentados. Respecto al umbral mínimo en España está en el 3%, que es más o menos la media, y si además tenemos en cuenta que nuestra cicunscripción es muy pequeña, ese 3% es posible que no influya en absoluto. Cuanto más pequeña es el distrito menos escaños por distrito se reparten (lógicamente) esto hace que de todas formas un partido con menos de un 3% posiblemente no tuviese representación alguna. No podría afirmarlo con seguridad. En Barcelona se reparten 31 diputados, un 3% en votos podría corresponder a un 0,93% de escaño, pero solo en un sistema proporcional puro, el Método D'Hondt penalizaría al partido minoritario en beneficio del poderoso a la hora de repartir el escaño. En Madrid se reparten 35... más de lo mismo.

Acabo de mencionar el Método D'Hondt, ¿qué es exactamente? Es el sistema de asignación de escaños que está vigente en España. A ver si puedo expicarlo.

El Método D'Hondt es una fórmula para repartir escaños de modo proporcional corregido. Esta fórmula favorece a los partidos mayoritarios e infravalora a los más modestos. Se divide el número de votos por una serie de divisores, tantos como escaños se vayan a repartir. La fórmula es V/E. V es el número total de votos recibidos por el partido o candidato y E representa cada uno de los escaños que se va a repartir. Los escaños se reparten entre los coeficientes más altos. Es más difícil decirlo con palabras que mostrarlo.

Imagínense que en Felizonia se celebran elecciones generales y se presentan cinco partidos. Están en juego siete escaños (lo sé, es un parlamento muy pequeño, pero no tengo ganas de dividir...). Estos son los resultados:

Coalición Radical Islamista: 10.000
Partido Católico Pro-Abortista: 6.000
Unión de Liberación Esquimal: 5.000
Liga Hippie-Falangista: 2.000
Familia y Patria: 500
Bien, ahora solo tenemos que destacar los site mayores coeficientes:
Coalición Radical Islamista: 3 escaños.
Partido Católico Pro-Abortista: 2 escaños.
Unión de Liberación Esquimal: 2 escaños.
Liga Hippie-Falangista: 0 escaños.
Familia y Patria: 0 escaños.

En un sistema proporcional puro habría pocos cambios, puede que la Unión de Liberación Esquimal perdiese uno de sus escaños en favor de la Liga Hippie-Falangista, depende del método de redondeo que elijamos. Como vemos, en realidad el Método D'Hondt no es tan lesivo para las minorías como suele se suele decir. De hecho, los sistemas mayoritarios de "todo a una" son muchísimo más injustos. Pues este es el sistema de asignación de escaños que tenemos.

Si tenemos en cuenta que además tenemos un sistema bicameral, no-presidencialista y con revisiones judiciales (casi infinitas); podríamos decir que nuestro país es más representativo que mayoritario.

Actualización: Se me ha olvidado mencionar que un parlamento aritméticamente representativo también puede ser políticamente injusto. Si el partido A y B tienen 30 escaños cada uno y el partido C tiene 1, será este último el que tenga la llave de gobierno y podrá ejercer una fuerza totalmente desproporcionada a su respaldo popular. Lo cual, dicho sea de paso, también es injusto.


Autor: Jairo Lara

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